Como todo recién egresado, la puerta de salida de la enseñanza intermedia daba a decenas de caminos. Y como la mayoría, no sabía qué camino elegir: estudiar una carrera con ciencias exactas; elegir algo relacionado a la informática que tanto me gustaba; inclinarme por un estudio superior que me asegure un buen puesto laboral, y muchos otros que desconocía.
Probe cada uno de los caminos que enumeré, pero ninguno me llevó a donde quería (que todavía no sabía dónde quedaba).
Luego de tanta prueba y error, me decidí por encontrar un trabajo, para poder comprarme las cosas que tanto quería. El trabajo que sea. Y así comenzó todo.
Mi primer trabajo fué de Mozo. Atendía al público en un Resto-Bar donde concurría mucha gente y que estaba muy bien visto en mi ciudad. Estuve casi dos años recibiendo comensales, sirviendo tragos e incluso musicalizando la noche del lugar.
Luego de mi experiencia gastronómica, la vida me llevó a trasladarme a otra ciudad, donde a las dos semanas comencé a trabajar en una tienda de ropa. En ese año aprendí muchísimas cosas relacionadas a la responsabilidad, compañerismo, constancia y seguir órdenes.
Al volver a mi ciudad natal, una buena amiga me invitó a probar suerte en una empresa de Tarjetas de Crédito. En este lugar, pude ver un lado laboral que no había visto antes. Un lado en el que se cuidaba al colaborador (nombre que les dan a los empleados), donde lo primero es que estés bien y, así, puedas llegar a los objetivos puestos, donde se podía trabajar feliz. Estuve casi cuatro años allí y luego pasé a trabajar a un Banco donde, al momento de escribir estas líneas, aún estoy trabajando.
En tres meses y medio, pude aprender más que en el resto de mi vida laboral. O por lo menos, pude ver algo más importante que todo lo que había aprendido antes.
Me encontré a mi mismo viviendo una rutina que no quería. Un día a día que me corroía por dentro y que me iba tirando más y más abajo. Me di cuenta que lo que hacía no sólo iba en contra de todo lo que yo quería para mi vida, sino que además, se contradecía con todo lo que yo imagino de un trabajo ideal.
En este momento tan crítico de mi vida, me surgió una pregunta:
¿Por qué estoy en un lugar donde no quiero estar, habiendo tantas cosas para hacer y tanta vida para vivir?
Esta pregunta me llevo a replantear lo que quiero para mi vida: ¿Quiero realmente ser un empleado que sigue reglas automatizadas?, ¿Realmente me tengo que conformar con ir a trabajar, llegar a mi casa y esperar a que pase el tiempo para ganar el pago mensual?, ¿Es ésto todo lo que hay en la vida?
Y me di cuenta que no. No es lo que quiero. No me tengo que conformar con esa rutina monótona. Esto NO ES todo lo que hay en la vida.
Es así que comienzo a escribir este blog, con la esperanza de ayudar a otros en mi situación a poder replantearse estas cosas.
Yo creo que todos tenemos la posibilidad de hacer lo que amamos y poder vivir con eso. Creo firmemente que cada uno puede elegir qué camino seguir en la vida y ser feliz con su elección. Y no tengo ninguna duda de que haciendo lo que uno ama, se puede llegar mucho mas lejos que persiguiendo objetivos que no significan nada para nosotros. Lo dijo muy sabiamente Steve Jobs:
No es necesario ser un superhéroe para vivir una vida heróica. Y justamente por eso creo que cualquiera puede ser la Leyenda de su propia vida.


No hay comentarios:
Publicar un comentario